Debido a las variables implicadas en la generación de humo y gas en la soldadura por arco, el corte y procesos asociados (como el proceso y el electrodo de soldadura, el metal de base, los recubrimientos del mismo, y otros contaminantes posibles del aire), tendremos que tratar el asunto en una forma muy general, agrupando todas las situaciones excepto las más peligrosas. Las precauciones que describimos serán válidas para todos los procesos de soldadura por arco.
La exposición de largo plazo a los humos de la soldadura puede originar siderosis (depósitos de hierro en los pulmones) y puede afectar la función pulmonar. También se han informado bronquitis y algunas fibrosis de pulmón.
Algunos materiales consumibles contienen ciertos compuestos en cantidades que pueden requerir ventilación y/o evacuación especial. Estos ‘productos de ventilación especial’ pueden identificarse mediante la lectura de las etiquetas del envase. Si los 'productos de ventilación especial’ se utilizan en interiores, use evacuación local. Si los ‘productos de ventilación especial’ se utilizan en exteriores, puede ser necesario un respirador.
Algunos compuestos que pueden estar presentes en el humo de la soldadura, y sus efectos informados sobre la salud, son en resumen los siguientes:
Bario: Los compuestos solubles de bario pueden causar un severo dolor de estómago, pulsaciones lentas, latidos irregulares del corazón, zumbido en los oídos, convulsiones y espasmos musculares. En casos extremos pueden causar la muerte.
Cadmio: El cadmio requiere además precauciones extra. Este metal tóxico puede encontrarse como enchapado en algunos aceros y sujetadores de acero, o en la soldadura de plata. Los humos de cadmio pueden ser fatales, aun con sobreexposiciones breves, con síntomas muy parecidos a los de la fiebre de humos metálicos. Estas dos afecciones no deben confundirse. La sobreexposición al cadmio puede ser suficiente para causar víctimas fatales; los síntomas aparecen rápidamente y, en algunas circunstancias, se produce la muerte unos pocos días después.
Cromo: el cromo está incluido en las listas de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), y el Programa Toxicológico Nacional (NTP) de los EE. UU. indica que el cromo presenta riesgo carcinogénico para los seres humanos. Los humos originados por el uso de acero inoxidable, revestimientos endurecedores y otros tipos de materiales consumibles contienen cromo y/o níquel. Algunas formas de estos metales son reconocidas o sospechadas como causantes de cáncer de pulmón en procesos distintos de la soldadura, y existen informes sobre asma.
Por consiguiente, se recomienda tomar precauciones para mantener las exposiciones tan bajas como sea posible. OSHA adoptó recientemente un Límite de Exposición Permisible (PEL) menor para el cromo (vea el Suplemento 3). Puede ser necesario el uso de evacuación local y/o un respirador aprobado, a fin de evitar la sobreexposición.
Los recubrimientos del metal a soldar, como la pintura, pueden contener también sustancias tóxicas como plomo, cromo y zinc. Como regla general, es siempre mejor eliminar los recubrimientos del metal de base antes de la soldadura o el corte.
Cobalto: la exposición al cobalto puede causar trastornos respiratorios y sensibilización pulmonar. Se ha informado que el cobalto en forma metálica causa daños en el pulmón.
Cobre: la exposición prolongada al humo de cobre puede provocar irritación de la piel o decoloración de la piel y del pelo.
Manganeso: la sobreexposición al manganeso puede afectar el sistema nervioso central, dando como resultado mala coordinación, dificultad para hablar, y temblor de los brazos y las piernas. Esta condición se considera irreversible.
Níquel: el níquel y sus compuestos están incluidos en las listas de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), y el Programa Toxicológico Nacional (NTP) de los EE. UU. indica que presentan riesgo carcinogénico para los seres humanos.
Sílice: la sílice cristalina está presente en forma de polvo respirable sumergido en el fundente del arco. La sobreexposición puede causar un grave daño pulmonar (silicosis).
Zinc: la sobreexposición al zinc (proveniente de metales galvanizados) puede causar fiebre de humos metálicos, con síntomas similares a los del resfrío común.
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